viernes, 7 de marzo de 2008

Juan José Gámez

Durante toda la historia de la Liga Deportiva Alajuelense, han destacado figuras que, después de haber colgado los tacos se dedican a perpetuar la gloria de la institución por medio del fortalecimiento de ligas menores. Entre ellos se pueden citar a Salvador Soto, Alejandro morera, Carlos Alvarado, Quique Vásquez, Lalo Chavarría, Rolando Villalobos(...). No obstante, gracias al trabajo de La hormiguita manuda pudimos observar a la liga más ganadora de la historia, la de la última década. Esta semana, publicamos una breve reseña de don Juan José Gámez.

Puntarenense de cepa, nació en 1939 en aquella ciudad. Destacó rápidamente en las ligas menores de la Unión Deportiva Tibaseña por el 1958.

Un año después, Chime Rojas lo ficha, junto a Oldemar Bolaños, por ¢5000. Así, en el 59 debuta con la Liga, junto a compañeros de gran trayectoria como carlos Alvarado; a ese equipo logró adaptarse maravillosamente, tan es así que lograron en 1960 el primer tricampeonato del equipo alajuelense.

A mediados de los sesentas tomó la batuta del equipo y se convirtió en el capitán, no sólo de LDA, sino que tambien de la selección nacional. La cinta de capitán la llevó con gran hidalguía. Se la ganó en la cancha con dignidad y verdadera devoción. Alcanzó autoridad, porque su figura deslumbraba por su juego fino y su habilidad singular para construir. Con el equipo, ayudó a conseguir los campeonatos de 1966, 1970 y 1971.

Conocido como la "Hormiguita Manuda", por su pequeña estatura y su peculiar estilo de correr, con zancadas cortas pero con sorprendente rapidez, Gámez fue un jugador superdotado. Generalmente, tomaba la redonda desde la defensa y trazada pases largos a los delanteros, era el lanzador del equipo. Fue el clásico número "10" del futbol: Cerebral, calculador, eficaz en el servicio, inteligente, técnico, y con una verdadera vocación hacia el futbol espectáculo. Sus pases con precisión milimétrica a sus compañeros eran verdaderamente admirables. Siempre llenó la retina de los que aman el buen fútbol con su sobrado talento, picardía e inteligencia. El fútbol brotaba hasta por su mirada maliciosa, inquieto, peón inagotable, travieso y listo. Cargaba dos tanques de oxígeno en cada pulmón, nunca se hizo acompañar por el egoísmo, brindó cuantas asistencias pudo al goleador Juan Ulloa. Luego, fiel compañero del hombre récord del fútbol nacional, Errol Daniels, quien se nutrió de las diabluras y las sapiencias de Juan José. Tenía una visión táctica que le permitía discutir con los técnicos, Hugo Tassara, Eduardo Viso, Orlando de León y otros para manejar un resultado o variar sistemas.

Estuvo como jugador activo hasta la temporada de 1974 cuando se retiró; ya en esa campaña en la primera división combinaba la tarea de futbolista con la de entrenador del equipo de reservas de la Institución. Una vez retirado en 1975 fue nombrado director técnico del primer equipo, tarea que cumplió hasta 1976. Años después logra, con un grupo de talentosos(llamados "carasucias"),la clasificación por primera vez a un mundial juvenil (Arabia Saudita 1989.) En 1990 vuelve al banquillo del primer equipo rojinegro para iniciar un proceso con buena parte de los seleccionados juveniles que estuvieron con él en Arabia Saudita (Juan Carlos Arguedas, Paul Mayorga, Austín Berry, Óscar Valverde, Harold López, Danilo Brenes), así como los jugadores experimentados y otros muchachos que se unieron al equipo para comenzar a gestarse esa camada de jugadores de 1990 que dieron mucho a la Institución liguista. En 1991 es relevado en el cargo de la dirección técnica en LDA. Luego, pasa a ser DT del cartaginés, Curridabat y del Pérez Zeledón

Falleció el 25 de setiembre de 1997 a causa de un paro cardíaco cuando fungía como director técnico del Municipal de Pérez Zeledón.

Juan José Gámez le dio campo a la juventud, a la sangre nueva en los equipos donde estuvo dirigiendo y muchos de ellos llegaron a convertirse en figuras importantes.
Jamás se borrarán de la memoria de los aficionados liguistas, tantos domingos de gloria que dio a la institución manuda, para esos que lo vieron jugar, fué un adelantado en su época por la dinámica que imprimía y la técnica con la que manejaba la pelota.

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